Este es un resumen de un articulo de la Revista vanillamagazine.it. link a la publicación original:
773.000 Euro a un Contadino Tedesco: trovata una Testa di Cavallo Romana in fondo al suo Pozzo
773.000 euros recibió un agricultor alemán por una cabeza de caballo romano que encontró el fondo de su pozo
Cuando los investigadores del Instituto Arqueológico Alemán encontraron una cabeza de caballo de bronce hace nueve años, supieron inmediatamente que habían hecho un descubrimiento tan raro como precioso.
La cabeza del caballo, de bronce recubierto de oro, data de alrededor del año 1 d.C. formaba parte de una estatua ecuestre de un personaje romano evidentemente muy importante, quizás el emperador Augusto.
En los años comprendidos entre 1993 y 2009, los arqueólogos de la Comisión Romano-Germánica del Instituto Arqueológico Alemán realizaron excavaciones en un yacimiento llamado Waldgirmes (en Hesse), no muy lejos de Fráncfort, en la región que los romanos llamaban Germania Magna.
La cabeza del caballo se encontró en el fondo de un pozo, bajo el agua, cubierta por otros objetos como piedras de molino, un yugo y cubos de madera.
El pozo en cuestión se encuentra en las tierras de un agricultor, que recibió, en 2009, la suma de 48.000 euros, como «premio» por el descubrimiento realizado en su propiedad. Sin embargo, cuando el agricultor descubrió el valor real del fragmento de escultura, que estaba valorado en aproximadamente un millón seiscientos mil euros, echó cuentas y decidió pedir una suma mucho mayor. El Tribunal de Limburgo decidió, con sentencia del pasado 27 de julio, que el agricultor (cuya identidad no ha sido revelada) tiene derecho a la mitad del valor del hallazgo, concretamente 773.000 euros.
Sin embargo, tras la decisión judicial, la cabeza restaurada pudo ser expuesta en el Fuerte Romano de Saalburg.
Además de su valor intrínseco, la cabeza de caballo arroja nueva luz sobre la conquista romana de Alemania: el yacimiento de Waldgirmes parece contradecir la creencia histórica de que los romanos sólo estuvieron presentes en suelo alemán con fuerzas militares. Ciertamente había que someter a las tribus germánicas por la fuerza, para crear una nueva provincia que se extendiera al norte y al este del río Rin, pero probablemente hubo un intento de los conquistadores de penetrar en el territorio también gracias a los intercambios comerciales y culturales. Lo que frenó la conquista romana fue la desastrosa derrota en la batalla de Teutoburgo, en el año 9 d.C., que les convenció de abandonar la empresa (a pesar de algunas expediciones punitivas posteriores), manteniendo la frontera norte del imperio hasta el limes germánico.
La cabeza de caballo, junto con otros artefactos encontrados en Waldgirmes, atestiguan el deseo de Roma de «conquistar» el territorio alemán también con tácticas civiles. El asentamiento estaba efectivamente protegido por una muralla, pero no había fortificaciones militares: era un lugar donde los romanos vivían y comerciaban con las tribus «bárbaras», al menos hasta la batalla de Teutoburgo. Había casas, edificios administrativos, talleres de alfarería y carpintería, lo que quizás muestra la planificación de una ciudad que debería haberse convertido en la capital de la nueva provincia. En cambio, el lugar fue abandonado, alrededor del año 16 d.C., sin ninguna señal de batalla, probablemente cuando las legiones romanas se retiraron de todos los territorios al norte del limes germánico.

Las tribus germanas, dueñas de la ciudad, probablemente reciclaron el metal de las cuatro estatuas situadas en el Foro (se han encontrado muchos fragmentos de bronce en toda la zona), pero no la cabeza del caballo, que fue arrojada al fondo de un pozo de 11 metros de profundidad, quizás durante una ceremonia ritual: las tribus del norte de Europa sacrificaban a menudo a los caballos y los depositaban en los arroyos. Tal vez los «bárbaros» renunciaron al preciado metal para agradecer a los dioses la huida del peligro: los romanos habían abandonado Germania Magna y, efectivamente, no tenían que volver. La siguiente agonía del Imperio Romano, que duró varios siglos, comenzó por la presión de las tribus bárbaras que desde el norte empujaban hacia sus territorios, hasta provocar su disolución en toda Europa Occidental, en el año 476 d.C. El Imperio Romano de Oriente (llamado «bizantino») sobrevivió otros mil años, pero esa es otra historia.